
En España, las réplicas de airsoft se enmarcan dentro del Reglamento de Armas, aprobado por el Real Decreto 137/1993, de 29 de enero. En virtud de la Orden INT/2860/2012, de 27 de diciembre, publicada en el BOE el 5 de enero de 2013, se establece el régimen aplicable a las armas utilizadas en airsoft y paintball. Estas armas, según el material que disparan, se consideran de uso lúdico-deportivo y se diferencian en dos tipos:
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Airsoft: proyectiles de polímero biodegradables, ≤ 0,45 g, diámetro máximo 8 mm, energía cinética en boca ≤ 3,5 julios.
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Paintball: proyectiles gelificados o líquidos, ≤ 4 g, diámetro máximo 18 mm, energía ≤ 16 julios.
La Orden también clarifica que:
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Las armas automáticas de airsoft se rigen como categoría 4.1 del Reglamento de Armas.
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Las accionadas por muelle o resorte entran en la categoría 4.2.
Este marco legal demuestra que España no deja margen para la ambigüedad: el airsoft es deporte, tiene normas, y exige responsabilidad.
1. ¿Licencia o registro? Lo que sí y lo que no
No necesitas licencia de armas de fuego para practicar airsoft. La regulación del airsoft en España obliga a registrar la réplica en la Guarda Civil mediante una “guía de pertenencia” o “tarjeta de armas”, según explica la web Mildot: un trámite gratuito que identifica la réplica con su número de serie.
Existen además diferencias entre comunidades autónomas e incluso entre municipios. En Madrid, como señalan usuarios en foros, tras un examen psicotécnico (con coste rondando los 20 €), se tramita la licencia y luego se registra la réplica. Si no lo haces y te para la policía en un control, puede haber multa, confiscación e incluso cargos administrativos.
2. Venta y trazabilidad
Los vendedores legales están obligados a llevar un registro de las réplicas vendidas (marca, modelo, número de serie, etc.) y facilitar al comprador la factura y tarjetas para el registro, aunque algunos ayuntamientos exijan documentación adicional.
Una aplicación práctica de estas normas la vimos en agosto de 2024, cuando la Guardia Civil incautó 54 pistolas de airsoft en fiestas populares en Galicia. Se vendían sin documentación, recreando juguetes, incumpliendo registro y control; se impusieron actas denuncia
3. Seguridad y buenas prácticas.
Más allá del marco legal, la seguridad es base del airsoft responsable. Las normativas de los campos imponen:
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Control de potencia mediante cronógrafo; réplicas deben ajustarse a límites según tipo (pistolas, fusiles, DMR, francotiradores y sus respectivos julios y FPS)
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Distancias mínimas de seguridad, según la potencia del arma
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Uso obligatorio de gafas de protección certificadas EN166-A/B o ANSI Z87+; no valen gafas sin elástico o rejilla
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Seguro de Responsabilidad Civil, botiquín, contacto con emergencias, notificación del evento a autoridades, y cumplimiento de legislación medioambiental.
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Prohibición de consumo de alcohol o drogas durante la actividad.
Este cúmulo de normas demuestra que cada partida se organiza con responsabilidad y proyección, buscando siempre el disfrute seguro.
4. Recreando tradición, mirando al futuro
Llevar años regulando el airsoft no es señal de rigidez, sino de madurez. Hay tradición, historia, y también futuro. Desde hace dos décadas, esta disciplina ha evolucionado hasta tener normativa clara, campos organizados, federaciones (como la FEA), y protocolos específicos.
Las federaciones colaboran para generar normativa común, fortalecer el reconocimiento social y diseñar eventos con más seguridad y profesionalidad.
Federación Española de Airsoft
5. Conclusión sin rodeos
La regulación del airsoft en España es sólida: existen límites técnicos (julios, peso del proyectil), categorías legales (4.1, 4.2), distribución sometida a registro, y prácticas seguras obligatorias en cada partida. No se requiere licencia de arma de fuego, pero sí registro y cumplimiento de normas.
Sí, es tradición; sí, es responsabilidad; y sí, es futuro. Esa conjunción hace del airsoft en España una actividad divertida, bien regulada, y con amplia proyección, siempre y cuando cada jugador y organizador haga lo que debe.